martes, 13 de junio de 2017

Día del padre en Cuba



El tercer domingo de junio es esperado con regocijo por las familias cubanas, un día de tributo y agasajo especial a padres y abuelos o a ese tío providencial que, en ocasiones, suple la ausencia de la figura paterna, por razones de lejanía o fuerza mayor.
Los preparativos comienzan desde mucho antes con la búsqueda de un regalo especial. Los más pequeños, en compañía de sus hermanos adultos, o de las siempre bien dispuestas mamás, se afanan en elegir perfumes de aroma perdurable,  camisas, corbatas, camisetas o gorras, que los hagan lucir más atractivos, incluso tal vez más jóvenes de lo que en realidad son.
 Los mayorcitos prefieren a veces confeccionar sus propios obsequios: un dibujo, una postal,  un pequeño cofre de madera barnizado, un poema escrito a mano, un libro de su preferencia o una pulsera trenzada con fibras o finas tiras de cuero, al uso actual para que “estén en talla”, como reza la canción.
Las hembras son más querendonas, gustan de prepararles su postre preferido, reiterarles un “te quiero, papá” o combinar el menú para un almuerzo que junte a todo “el familión”, incluso a algunos invitados especiales para cantar juntos Felicidades, papá. Mejor aún si es coreado, a modo de una rumba contagiosa, guitarra y tambor de cuero a mano, puro ritmo bullicioso, arrollador.
Otra posibilidad son las excursiones y ofertas especiales de los hoteles para un fin de semana con derecho a piscina, almuerzo, refrigerio y música para bailar. O las ferias donde adquirir, a precios módicos, refrescos, una buena botella de vino o el tradicional pastel.
Por supuesto, nunca faltan las llamadas telefónicas, a veces nostálgicas si llegan de larga distancia. Tampoco algunas lágrimas como ofrenda para los que ya no están físicamente, pero siguen vivos en el cariño y el recuerdo. Un brindis para todos los padres, pilares del hogar.


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