miércoles, 27 de septiembre de 2017

Danza Contemporánea de Cuba, un deja vu en Rusia

Por Antonio Rondón García

Danza Contemporánea de Cuba goza hoy del agradecimiento del público ruso, en una presentación coincidente con los 58 años de su creación, para inaugurar el Festival Internacional Danza Inversión, en el capitalino teatro Stanislavsky.

La aparición de artistas cubanos en los festivales de danza y teatrales en Rusia, como ocurrió hace poco con la compañía de Carlos Acosta en el festival de Chejov, parece convertirse en una práctica bien aceptada en esta nación.

En la patria de Piotr Tchaikovsky, esta vez fueron los teatros Bolshoi y Stanislavsky quienes invitaron a Danza Contemporánea de Cuba a ser parte de la inauguración de la mencionada bienal, en un país a donde realizó su primera gira.

Los aplausos del público ruso suelen aparecer cuando la presentación le llega al corazón y para quienes estuvieron ausente en la época soviética se hace común valorar el alto nivel de los artistas de la Isla.

El equipo dirigido por 31 años por Miguel Iglesias realiza presentaciones por todo el mundo, pero al llegar a Moscú pareció mostrar un compromiso especial con el primer público extranjero en conocerlo.

La compañía que acumula un repertorio de más de 300 obras, recibió la retribución de largos aplausos que premiaron la obra de casi seis décadas de innovación y conquista de su lugar en la preferencia mundial.

El jefe de prensa de la citada compañía, José Ernesto González Mosquera, explicó a Prensa Latina que para esta ocasión Danza Contemporánea vino con tres obras bien diferentes.

La primera es El Cristal, de Julio César Iglesias, quien fue primer bailarín de la compañía y ahora es coreógrafo residente, pues esta lo mismo en Alemania que en Bélgica, por lo que cuenta con buen base internacional para sus creaciones, explicó González Mosquera.

La segunda pieza es Tangos cubanos, del británico Billie Cowie. Se trata de una coreografía que es producto del proyecto Islas creativas que Cuba mantiene con el British Council desde más de 10 años, afirmó.

Una tercera pieza fue Matria Etnocentra, del también coreógrafo residente George Céspedes, que es la última parte de una trilogía formada por las piezas Mambo 321 e Identidad a la menos uno, indicó.

Este año, la compañía hizo una gira por 10 ciudades de Inglaterra, donde se realizaron 18 funciones, reveló el portavoz.

Luego de las funciones en este país, nos vamos a Nueva York, a mediados del mes de octubre, para participar en un festival de danza en el New York City Center Theatre, adelantó.

Más tarde, estrenamos en Cuba una obra de la coreógrafa escocesa Fleo Darking, directora de la compañía Scotish Dance Theatre, y a mediados de noviembre reponemos la obra Carmina Burana en el Auditorio Nacional de México, con capacidad para 12 mil personas, destacó.

Ello será con la Orquesta Nacional de México, el Coro Nacional de ese país y con solistas de danza mexicanos, afirmó el encargado de prensa de la compañía, que realizó más de 90 giras por todo el mundo.

CableSki en Cuba

Tomado de: http://blog.caribbeannewsdigital.com/2017/09/19/50-segundos-cableski/


Este verano la empresa extrahotelera cubana Palmares inauguró la primera instalación para practicar cableski en Cuba, en Cayo Guillermo, Jardines del Rey y tuve la oportunidad de estar presente y ser una de las primeras personas en disfrutar de esta instalación.
El equipo que trabaja en la atracción deportiva derrocha profesionalismo y amabilidad, convierten en sencilla una explicación de algo que a todas luces parece peligroso y arriesgado.
En realidad, todas las medidas de seguridad están tomadas y si algo te llevas de ese lugar es mucha… muchísima adrenalina.
Las clarísimas aguas del cayo invitan a zambullirse a cada paso, pero debes esperar por lo mejor que es la posibilidad de aprender y practicar varias modalidades de ski acuático, tales como kneeboard (de rodillas) y wakeboard (de pie), entre otras, a una velocidad constante.
Los novatos comienzan por el kneeboard y luego de las aclaraciones vienen las dos palabras más temidas “vas a salir” y comienzas a volar por encima del agua a una velocidad exorbitante y con mucho cuidado de no cambiar el eje de tu cuerpo sobre la superficie pues provocaría una caída precoz y la perdida de la mayor parte del recorrido.
La pista permite cubrir una distancia de hasta medio kilómetro en línea recta donde la tracción se realiza a través de un cable que se desplaza a una altura sobre el agua de hasta 10 metros. Bruno Rixen de origen alemán inventó esta modalidad en un lago de Bordesholm en el año 1959. Actualmente, en Alemania hay más de 85 cables activos.
El cable está sostenido por poleas, instaladas en torres de unos 8 o 9 m por encima del nivel del agua. Esto provoca que sea una sensación diferente que, al practicar este deporte arrastrado por un barco, lo cual ayuda a que los profesionales puedan realizar figuras más complejas y con mayor altura, y los novatos o principiantes tengan mayor control facilitando su práctica.
La oferta de Palmares incluye entrenamiento y práctica durante una hora. Es una experiencia única y altamente recomendada para todos los amantes de la adrenalina.

Expertos en turismo natural viajan por el oriente cubano

Por Roberto F. Campos


Aprovechando el impulso de celebrarse hoy el Día Mundial del Turismo, 150 expertos en viajes de naturaleza provenientes de varios países festejan la fecha con recorridos por parajes intrincados del oriente cubano.

Desde el amanecer de este miércoles, y divididos en seis grupos, turoperadores, agentes de viajes, biólogos y otros especialistas, junto a un equipo de periodistas entendidos en la materia, comprueban las bellezas de los paisajes de la zona este del archipiélago.

Algunos de estos trayectos programados como parte del XI Evento Internacional de Turismo de Naturaleza (Turnat 2017) son verdaderamente mágicos, al contar con saltos como el nombrado del Guayabo, recorrer la finca La Mensura o bordear terrenos lejanos.

Lo agreste del paisaje se transforma en un esfuerzo que muchos consideran oportunidad de probar fuerzas, algunos de estos trayectos con inicios en jeep luego requieren pasar a caminar en medio de un paisaje montañoso.

Los asistentes son personas convencidas de la importancia de la naturaleza, las aventuras y la ruralidad, para tener un conocimiento más profundo del entorno y comprender la necesidad de protegerlo.

En los grupos aparecen mexicanos, estadounidenses, alemanes, chinos, franceses, costarricenses, belgas, y españoles, que junto con sus anfitriones conforman una perfecta alianza de amantes de los viajes en activo.

Dispuestos por las autoridades del turismo en esta región están 37 jeeps y otros medios de transportes que permitieron durante las horas iniciales la partida hacia los puntos de la geografía, de lo que se acuña ya para el turismo como Oriente Norte cubano.

Precisamente, se trata de la presentación en caliente de senderos que quedarán posteriormente para satisfacer los gustos de los turistas más exigentes en este tipo de materia y circuitos.

Uno de los puntos a visitar por los participantes en Turnat es Pinares de Mayarí, región privilegiada del nordeste de esta provincia, célebre por la riqueza de su flora y fauna, y una tranquila villa de montaña nombrada precisamente Pinares de Mayarí.

Por su parte, La Mensura se encuentra a 680 metros sobre el nivel del mar con abundante vegetación, marcada por alto endemismo, cuando sirve de hábitat a una gran cantidad de aves, que pueden apreciar los caminantes de Turnat.

La Villa Pinares de Mayarí constituye un alojamiento para disfrutar el entorno en medio de una tranquilidad pasmosa y unas cabañas rusticas, donde pasarán esta noche los peregrinos de este importante evento.

Turnat se realiza cada dos años en un lugar distinto de Cuba, y potencia el interés y los negocios relacionados con los viajes de naturaleza, aventuras y ruralidad, para vacacionistas provenientes de cualquier parte del mundo.

El evento (26 al 30 de septiembre, Holguín-Baracoa) precisamente concluirá en la primera ciudad fundada por los españoles en la isla (1511), urbe impresionante con un derredor de mar, ríos, montañas y senderos de belleza sumamente apreciada por los asistentes a Turnat.


Omara Portuondo...

Tomado de: http://www.cubaplusmagazine.com/es/entrevista/omara-portuondo-omara-cuba.htm

Tiene una voz que fluye, a sus 86 años, como un manantial de agua cristalina -arrulladora a veces, fulgurante siempre-, al conjuro de unas cuerdas vocales intocadas por el tiempo, privilegiadas; celestiales, casi.
La llaman la diva del Buenavista Social Club y esa sola frase basta para identificar en cualquier parte del mundo a Omara Portuondo, la novia eterna del feeling, la gran dama de la canción cubana.
La música corre por sus arterias desde niña, cuando escuchaba a sus padres entonar a dúo esas canciones criollas de estirpe legendaria, devenidas metáforas del alma de Cuba ( La Bayamesa, Quiéreme mucho, Siboney), mientras ambos compartían los trajines cotidianos en su modesta casa de la barriada habanera de Cayo Hueso.
Desde entonces las cobijó para siempre en su caudal sonoro, en el torrente inagotable de su memoria sensitiva. Con ellas aprendí a cantar, dice y sonríe con nostalgia cuando evoca aquella etapa decisiva, uno de los pilares de su trayectoria artística y humana. Son canciones que forman parte indisoluble de su repertorio. Siempre están ahí, como un hilo tendido, para enriquecerla y enriquecernos.
Omara le ha dado la vuelta al mundo, en olor de multitudes -como afirman los poetas-, escoltada por el aplauso de una crítica que la reverencia, seducida por la singular potencia de su voz, sedosa, tersa -de espaldas a tecnisismos o estériles florituras-, y esa capacidad suya de iluminar cada pieza que interpreta, revelarla en su sentido más hondo y hacerla suya sin traicionar su esencia, de una vez y para siempre.
Así ocurrió, por ejemplo, con La era está pariendo un corazón, de Silvio Rodríguez, que eligió, apenas estrenada por su autor, para cerrar un concierto en la habanera Casa de las Américas. Faltando apenas unas horas para esa noche de gala y homenaje, le pidió al músico Martín Rojas -quien había trabajado con Silvio Rodríguez en la orquestación de esa pieza legendaria-, que le copiara la letra. Omara se la apropió para siempre, de inmediato, y en su voz le ha dado la vuelta al mundo.
Ella es capaz de hacer trascender cualquier música que conozca, afirma Silvio, así como trasciende estilos y épocas. En su voz tienen cabida todas las tristezas y amarguras del corazón, los amores desahuciados, pero también las alegrías de la vida vivida, los sobresaltos del primer amor, la esperanza y los sueños, la lucha por un futuro mejor, conquistable y al alcance de nuestras manos.
En fin, la infinita gama de lo humano en su inmensa vastedad imperecedera. En su caso, los boleros constituyen una especie de reino particular. Es capaz de “bolerear”, incluso, el danzón más auténtico, sin perturbar la raíz que lo sostiene. Lo hace aportando, cada vez, ese modo suyo de juntar los matices y cadencias del bolero con el blues, una síntesis singular cuajada en el feeling, con el que mantiene un romance que nunca se apaga.
Imposible olvidar, asimismo, esa hermandad suya con otro intérprete de calibre excepcional, Ibrahím Ferrer, su alma gemela. Ambos entregan lo más puro y valioso de sí mismos, en intercambio generoso y enriquecedor. Un dúo inolvidable, en que las lágrimas afloran, al unísono, desde una emoción única, compartida: Silencio se llama esa canción antológica.
Ambos la desgranan con una maestría cuyo pálpito fundamental es el sentimiento que entregan, cada vez, como si fuera la primera y la última: “Silencio, que están durmiendo los nardos y las azucenas/no quiero que sepan mis penas/porque, si me ven llorando, morirán”...
Omara ha recorrido, con la magia de su voz, casi todos los senderos del mundo. Premios, títulos y honores llegados de todas partes la circundan a manera de un séquito agradecido. En ella el bolero y el son se hermanan. Los cobija con la misma pasión nutricia.
Su itinerario ha sido fijado con creces en la literatura, el cine, el teatro, en su selecta discografía, la radio, la televisión, la prensa escrita, las redes sociales. Solo que los cubanos admiran y aman, con pareja devoción, ese otro costado suyo: la Omara de carne y hueso, la del transcurrir cotidiano, siempre presta a estrechar la mano que se le ofrece, agradecer un saludo, brindar apoyo a un niño, sonreír cada día a la vida.
En fin, la “Omara nuestra, la de andar por casa”. Ella los reciproca con una frase que es como su alter ego, en la que su humanidad se vuelca en un abrazo acogedor, múltiple, que abarca ala isla toda: “Lo que me queda por hacer es seguir siendo cubana. Me gusta ser un símbolo de Cuba”. He ahí a la Omara que los cubanos reverencian, más allá del legado insuperable de sus canciones.