martes, 17 de enero de 2017

La guanábana y sus propiedades



Llegada a la isla desde zonas tropicales de Centro o Suramérica, la guanábana es uno de las frutos más gratos al paladar cubano por la pulpa aterciopelada  que recubre sus semillas, con la cual, además de degustarla, se prepara una bebida deliciosa: la champola.
Refrescante sobre todo en los  meses de calor asfixiante de la isla, la receta es sencilla: dos tazas de pulpa y dos tazas de leche batidas en una licuadora, pero también puedes verter los ingredientes en un pomo y, una vez cerrado, agitarlo con fuerza hasta que la mezcla se diluye.
Según quienes han rastreado las potencialidades de la guanábana o gaviola -cuyo nombre científico es Annona muricata-, esta se distingue por sus grandes propiedades medicinales. En primer lugar, las anticancerígenas, lo cual fue reconocido en 1976 por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, tras un estudio.
Se comprobó que sus hojas y tallo poseían un compuesto: las acetogeninas anonáceas,  diez mil veces más eficaz que la quimioterapia. También que eran más efectiva en el cáncer de colon, próstata, páncreas y pulmón.
 Para curar estas enfermedades, la guanábana resulta eficaz, lo mismo si se consume como fruta que en un te preparado con sus hojas. En este último caso, los pasos a sguir son estos.
 Ingredientes: 1 litro de agua y 15 hojas de guanábana.
Instrucciones: Poner en agua caliente las hojas, frescas o secas y un pedazo del tallo cortado en trozos pequeños y dejarlos hervir, a fuego mediano, hasta que el agua se reduzca a la mitad. Filtrar las hojas y esperar que el té se enfríe. Beber una taza tres veces al día. No ingerir alimento alguno 50 minutos antes o después. Puede endulzarse con miel.





El bolero cubano



El bolero ha tenido siempre una presencia permanente entre los cubanos, aún en los tiempos del rock puro y duro, cuando los adolescentes, seducidos por el nuevo ritmo, dejaron un poco a un lado lo que dieron en llamar “bolerones”.
Pero pasado el furor desatado, primero por Elvis Presley y luego por los Beatles y los Rollings, el bolero siguió su propia vida paralela, pronto a surgir cada vez que el amor despuntaba, no importa que algunos disimularan su apego llamándolos “boleros de bares y cantinas”, en un intento vano de disminuirlos.
Lo cierto es que cuando el romance tocaba a las puertas, todos  retornaban a esas letras y melodías insustituibles, la vuelta a ese género cuya paternidad los mexicanos se empeñaron en disputársela vanamente a los cubanos.
Hoy el bolero  hace tiempo recobró su poderoso influjo, con un sitio propio que le rinde culto en La Habana, Dos Gardenias, inspirado en el nombre de uno de los títulos más famosos de Isolina Carrillo.
A su auge contribuyeron compositores como Marta Valdés, José Antonio Méndez, “el ronco maravilloso”, Gerardo Piloto y Alberto Vera o César Portillo de la Luz con su feeling; una cantante de la estirpe de Omara Portuondo,  y nuevas voces como las de Eduardo Sosa, Luna Manzanares y Leo Vera.
Cuenta, además, con un espacio televisivo cuyo sólo título, Boleros, basta para convocar a una teleaudiencia masiva. Es un género que no morirá nunca mientras el amor, como sostenía Dante Alighieri, sea esa fuerza capaz de mover “el sol y las otras estrellas”.

Jugo de granada, un viagra natural



Más allá de su sabor agridulce, con un ligero matiz amargo, el jugo de granada ha devenido un viagra natural, capaz de aumentar en un 30 por ciento los niveles de testosterona, y, con ello, el incremento del deseo sexual en hombres y mujeres.
Así lo certifican estudios realizados por especialistas de la Universidad Queen Margaret, de Edimburgo (Escocia), quienes suministraron durante dos semanas un vaso diario del zumo de esa fruta a un grupo de voluntarios entre 21 y 64 años, con resultado más que convincentes.
El aumento de la testosterona también tuvo otros efectos positivos, como mejorar el estado de ánimo y la memoria y reducir, a la par,  la llamada hormona del estrés (cortisol).
Cómo preparar el jugo:  Partir la fruta  por la mitad  y, con una cuchara de madera, golpear ligeramente la cáscara para que las semillas, envueltas en una fibra membranosa, caigan en un plato. Luego ponerlas en la licuadora e incorporar a azúcar a gusto.
Hay una fórmula más habitual, aunque más laboriosa: pelar la granada y extraer sus granos,  luego triturarlos y colarlos para obtener el jugo. O ponerlos en una bolsa y aplastarlos con un rodillo y abrir un pequeño agujero en el extremo de la bolsa para que salga el néctar,
La tercera variante es utilizar un exprimidor de cítricos, manual o eléctrico, con idéntico fin. Quienes han probado  el jugo, además de los efectos antes citados, califican de grato y disfrutable su sabor. Anímese y lleve a la práctica la receta, pero antes recuerde que la temporada óptima de la granada  abarca de septiembre a enero.