sábado, 29 de abril de 2017

Cuidados para la piel



El codo, ese engarce  perfecto de huesos y piel, capaz de unir el brazo y el  antebrazo en una fusión armónica, suele ser olvidado a la hora  de aplicar las recetas y trucos de belleza a los que todas somos tan adictas.
La piel  exterior que lo recubre, la epidermis, es más gruesa que la del resto de nuestro cuerpo, y su fin es resguardar  otras dos capas más delgadas -la dermis y la epidermis-, cuya función es garantizar la elasticidad que esa articulación nos regala.


Constantemente expuestos a los roces, al sol y la resequedad -sobre todo en los climas tropicales, como el nuestro-, a lo cual se añade el hábito de apoyarlos en cualquier superficie, por  poco propicia que sea-, la piel externa de los codos se torna áspera, rugosa y suele oscurecerse.
A ello contribuyen también el exceso de keratina, según los expertos, y la ausencia de folículos para producir grasa. En nuestras manos, está remediarlo.
Recomendaciones:
-Hidratarlos diariamente, con preferencia después del baño.
-Aplicar primero, para ello, un exfoliante suave; por ejemplo frotarlos con agua
jabonosa y un cepillo de cerdas más bien blandas.
-Luego aplicarles una mezcla consistente en algún tipo de crema humectante (de almendras, nutritiva o de avena) y una cucharada mediana de azúcar parda. Una vez diluida, esparcirla con movimientos circulares, y mantenerla durante el mayor tiempo posible.
-También puedes beneficiarlos con un masaje suave con aceites esenciales de
oliva, almendras o el usual para bebés.

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